UNA AVENTURA EN KAYAK POR VENECIA
Nos dirigíamos por el gran
canal a bordo de un vaporetto hacia la isla de Certosa, avisamos a nuestro
capitán que nos dejara en ella, en esa isla no había parada, estábamos
recelosos ¿nos volverían a buscar?
Por fin desembarcamos y
fuimos al encuentro de nuestros
compañeros de aventura, destino Venecia en kayak.
Nuestra primera toma de
contacto fue bien hasta que nos hicieron
poner unas falditas, no nos favorecían pero eran imprescindibles, luego nos
daríamos cuenta que era la única manera de ir secos durante la travesía.
Empezamos nuestra singladura
con una tarde de primavera cálida y deliciosa, para llegar a nuestro destino
había que atravesar un gran canal por el que transitaban muchos y veloces
barcos, nosotros éramos meros puntos en esa inmensidad.
Con arrojo y algo de miedo
empezamos a palear, las olas nos venían de todas direcciones, saltaban con
fuerza por encima de la quilla, parecía que habían metido una minipimer en el
agua, a nuestra mente venían los relatos de esos aguerridos marineros que
atravesaban el cabo de Hornos. Seguíamos paleando con todas nuestras fuerzas
sorteando barcos, barquitos, vaporettos y cargueros, éstas se iban mermando nos
animaba a seguir el ver cada vez más
cerca las puertas del Arsenal, las puertas que nos darían entrada a Venecia.
Por fin llegábamos, nuestros
ruegos habían sido escuchados, ante nuestros ojos aparecían los canales de
aguas tranquilas donde se reflejaban los colores de los edificios con sus
ventanas ojivales, las macetas de flores, las ropas tendidas, un puente, góndolas , más ventanas, más
puentes……..todo era un auténtico placer.
Durante unos momentos creíamos que los peligros habían desaparecido, cuán equivocados estábamos…..!!!!cuidado, cuidado!!!, chocamos…. ¡!!rema, rema!!!, ¡!!!a la derecha, a la derecha!!!!! …..uuuuffff!!!!, por los pelos no nos hemos llevado al gondolero.
Cada giro en cada esquina era
una aventura que añadía emoción a todo lo que veíamos y sentíamos, fueron dos
horas estupendas.
Tocaba regresar, no queríamos
pero Loretta no nos dejaba otra opción,
así que nos dirigimos nuevamente “al cabo de Hornos”. ¿Dónde están las olas?,
¿Dónde están los barcos?, las aguas de la laguna estaban casi en calma
¡!!horror!!!, esto no tiene gracia que alguien traiga una minipimer. Para darle
emoción echamos una carrera para ver quien llegaba antes.
Cuando vimos el embarcadero nos dimos cuenta
que no queríamos que aquello acabara, intentamos maniobras de distracción,
¡!!!imposible!!!! al instante teníamos a Loretta a nuestra vera diciendo
¡!!prego, prego!!!!.
Dejamos por fin nuestros
kayak, con ellos se quedaba un trocito de nuestro corazón y una promesa
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VOLVEREMOS!!!!!!
24 de abril 2015
Pilar y José Manuel
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