El 25 de agosto fue un día a sumar en mi carrera deportiva y realmente muy especial para todos los que allí se concentraron.
Pasamos un día en uno de los lugares más bonitos de Aragón, el Pantano o Embalse de Mequinenza, seguro que los hay más bonitos, pero para mí es un sitio espectacular, tanto por el entorno, como por las vistas al Castillo que había desde donde estábamos.
Un día lleno de risas, emoción y también cansancio, para que negarlo, pero un día para marcarlo en el calendario, con la familia Monkayista, disfrutando del kayak en todo su esplendor.
Con nuestro coche, llegamos allí cerca de las 11.35 y fui admirando el gran entorno que nos rodeaba lleno de verde y montañas, y a la vez que iba diciendo lo precioso que era aquello con una sonrisa en la boca también iba saludando a todos los que habían llegado antes que nosotros.
Después de un rato, admirando y haciendo fotos al espectacular entorno, y a algún kayak que se metía en el pantano para probar el agua, nos fuimos a comer a uno de los mejores albergues para personas con diversidad funcional que he visto en toda mi vida, adaptado y espacioso, un gran albergue en el que pasar unos días. Comimos, y aun nos quedamos un rato más en el albergue, hablando y riendo entre los que no se metieron en las habitaciones a descansar.
Y de vuelta al embalse y a sacar las embarcaciones, las cuales sacaron y montaron en segundos, yo que ya empezaba con los nervios del momento, cuando me dijeron que tenía que hacer 1 km, me puse más nerviosa todavía, imagino que igual que todos.
Yo cuando me quise dar cuenta, la boya blanca la tenía muy lejos, así que tuve que frenar varias veces con la pala derecha para reconducir el kayak hacia esas boyas y no pasarme o irme a otra boya.
Los últimos metros, a mí personalmente, se hicieron kilométricos siempre reconduciendo el kayak para que fuera donde quería que fuera y no se me fuera a la "Conchinchina".
Cuando llegábamos a meta un estruendo de gritos nos vitoreaban y nos animaban a hacer una llegada espectacular, yo, aunque no podía más, intente hacer una llegada rápida y las últimas paladas las di lo más fuerte que pude, para no defraudar al gran público que allí se congregaba, y aunque me iba hacia un lado, hice caso omiso y seguí paleando hasta llegar a meta.
Después de 1 km paleando, bastante fuerte y seguido, solo quería llegar al embarcadero para beber agua, y al igual que creo que todos, llegamos reventados, pero con una sonrisa en la cara, esperando con ansias la siguiente. El acabar la competición entera, fue un logro para todos, además de que la emoción embargó a muchos de los que nos abrazaban al sentarnos en nuestras sillas.
Lo último del día fueron los trofeos, momento también emocionante, ahí delante de todo un público emocionado y feliz, estábamos los cuatro paracanoes, que fuimos a esa cita sin igual.
GRACIAS #TRIBUMONKAYISTA POR HACER ESTO POSIBLE.
Autora: Bea Mansilla
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