miércoles, 6 de febrero de 2019

PATINANDO Y ESCALANDO JUNTOS. ARAGUA-MONKAYAK. 20 DE ENERO DE 2019.


Gran día el vivido y disfrutado el domingo 20 de enero junto a Aragua y Monkayak, fue una mañana de convivencia y deporte en todo su esplendor.

Se quedó a las 11,45h en Puerto Venecia y comenzamos con un buen rato de patinaje sobre hielo, que gracias a Dock39 y su Ice Skaty y nuestros voluntarios, las personas con diversidad funcional lo pudimos disfrutar con nuestras sillas o como podíamos cada uno. En la pista de hielo, hubo alguna caída, pero en general nos lo pasamos muy bien.


En el momento que me dejaron una silla para entrar a la pista de hielo, puesto que iba con la silla eléctrica… no había ido ningún año y no sabía cómo lo harían. Ahora ya sabiéndolo,  al próximo año iré con otro tipo de silla, cambió mi cara.  En la pista de hielo disfruté de unos momentos únicos junto con entrenadores y voluntarios de Aragua y entrenadores y personas de Monkayak.

Después de un rato en la silla de ruedas prestada, nos subimos en una de las focas que daban los de Dock39 y allí estuvimos subidas otro rato, disfrutando de la actividad con una gran compañía.

Después le tocó el turno a la escalada, la cual, los que nos quedamos, pudimos subir a las alturas… los que podían, en un rocódromo, que es más bien un juego con diferentes desafíos para escalar.

Los diferentes desafíos, son a cada cual más divertido. Hay de todo, desde zona de escalada más fácil que la escalada real hasta escaleras, y yo no podía subir más de 2 metros del suelo, porque los pies se me iban de las presas.




















Me iba fijando en los niños y mayores que estaban en la actividad y había gente que subía hasta lo alto, los cuales me daban una envidia terrible, y otros que como yo no podían subir. Al final, conseguí, en uno de los desafíos, gracias a los voluntarios de Dock39, que amablemente se pusieron a ayudarnos en todo lo que estaba en sus manos, y a la súper entrenadora del Monkayak y su pareja, subir un poco más de 2 metros, y me sentí como si hubiera conseguido llegar al Everest, exhausta pero feliz.

Jóvenes y mayores, disfrutamos de una mañana en la que el aire y el frío no cesó, pero se desprendía un calor humano de todas las personas ahí congregadas, que hacía que subiera la temperatura.

Fueron unas horas mágicas, en las que pudimos lograr cosas que la gente no se imaginaría que pudiera hacer una persona con diversidad funcional, en silla de ruedas o andando. Se hizo posible que todos disfrutáramos de unas actividades lúdicas y deportivas.

Gracias Aragua y gracias Monkayak por hacer que lo imposible se convierta por arte de magia en posible.
                                                                                            
Autora: Bea Mansilla


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